El objetivo de la irrigación es disolver el tejido orgánico, la pulpa dental, allí donde las limas, rotatorias o manuales, es imposible que lleguen. En la imagen inferior se ve en rojo donde trabajan las limas y en verde, el istmo que une ambas raíces, que de ninguna manera limpiarán las limas. Este espacio únicamente puede quedar desinfectado por la acción del hipoclorito de sodio.
El hipoclorito de sodio es el irrigante que dado los mejores resultados en estudios comparativos.
Para que actúe el hipoclorito la irrigación ha de ser abundante, con un flujo constante y lo más a apical (zona del final de la raíz) posible. Por eso utilizo una aguja de calibre muy fino que me permite llegar a 1-2mm de la zona apical.
En el vídeo se observa la irrigación entre lima y lima. Se observa un flujo constante de irrigante durante un espacio de tiempo suficiente para ir disolviendo las virutas de dentina que se producen al instrumentar y los restos de tejido pulpar.